Mamá tengo un pilar en el armario.
Casi siempre el Código Técnico ayuda a la elaboración del proyecto de arquitectura, pero me muestro contrariado al menos durante el periodo de aprendizaje en los primeros años. Cansado de ver proyectos carentes de emoción alguna me surge la duda de saber hasta qué punto el reglamento en vez de ayudarnos nos castiga. Es obvio que proyectar requiere cierta destreza o experiencia y creo que hay una parte innata pero pequeña y que el resto se adquiere “mamando” arquitectura. Conozco alumnos que en 6 años no habrán sacado más de 3 libros de la biblioteca, acuden a las conferencias cuando se les obliga y no saben nombrar a 5 arquitectos españoles, es lamentable pero es cuestión de actitud y citando a Aristóteles: “Adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia: tiene una importancia absoluta.”
Por eso reclamo más espacio para la imaginación en la escuela, asignaturas con cierto grado de experimentalidad como Proyectos III (4ºcurso) que me parece una maravilla y un lugar para volvernos virtuosos, donde notas como se activan el 100% de las neuronas y donde te sientes capaz de hacer cosas que jamás antes pensabas. Por ejemplo no me imagino desde el primer proyecto de carrera usando el Código Técnico, pues parece mejor apuntarse a un curso de “amuebla y diseña casitas”, y más cuando abres un periódico por la sección de “se vende” y te darás cuenta de que igual este curso existe. Comprar una vivienda por un fotomontaje es un timo, viviendas donde aparecen escenas grotescas como que los dormitorios de los hijos carezcan de mesas de estudio o la aparición de un pilar dentro de un armario, y parece ser que son prácticas habituales, así que intentemos al menos en los primeros años de la práctica arquitectónica desarrollar la imaginación y como ejemplo más claro un amigo entrenador de niños de fútbol me dijo que él sólo le pedía a los chicos que ¡¡¡se hincharan a regatear!!! que hicieran todos los regates posibles y sin otorgarles posiciones fijas en el campo, porque cuando sean mayores y jueguen en un equipo se adaptarían al sistema de juego pero con una técnica adquirida muy fina y depurada.
Finalmente como dijo hace 2 años un profesor invitado de la Faculdade Artística de Porto:
“La escuela debe ser un teatro de los sueños”.