Después de la designación del Pritzker 2011 a Eduardo Souto de Moura el discurso arquitectónico actual se ve sorprendido por los trazos poco cuidadosos pero muy expresivos del nuevo galardonado portugués, al que algunos ven como un Pritzker en blanco y negro quizás por su forma artesanal de trabajar y del uso constante de maquetas y bolígrafos como principales elementos para desenvolverse en una buena práctica con rigor y precisión milimétrica y todo ello sin la necesidad del uso de artilugios artificiales más propios de otros arquitectos estrellas.
Puede que este valor de la línea esté relacionado directamente con el cerebro, su principal medio expresivo, con él pensamos y percibimos el espacio, incluso cuando nos queremos expresar con una persona muchas veces antes de explicarlo con palabras lo dibujamos. Creo que es lícito usar la tecnología en pleno siglo XXI, pero hay que saber usarla
En muchas escuelas de arquitectura el uso del software en 3D está a la orden del día incluyendo más de una asignatura a dicho fin, incluso los diseños paramétricos que se rigen por una filigrana aérea más o menos improvisada y desprovista de vinculaciones con el entorno inmediato al crear un artificio aislado. El panorama asusta y no sólo el nacional, los concursos se encargan de alimentar vicios en forma de imágenes sugerentes.
El año pasado tuve el poder de recibir una de las mejores clases que he recibido nunca, la asignatura no se llamaba Architecture work 3D 2.0, simplemente Arquitectura In Situ.
Solíamos ir a visitar obras de arquitectura elegidas por los profesores, desde el Monasterio de Los Jerónimos hasta la E.S.E Setúbal de Alvaro Siza entre otras. Salimos de Lisboa en dos ocasiones y una de ellas fuimos a Setúbal.
La primera parada fue Sesimbra, allí visitamos La Iglesia de Nuestra Señora del Cabo donde una perspectiva central con unas largas arcadas laterales nos mostraban al fondo una iglesia que data de 1707 destacando de este lugar la dimensión de esa plaza central y la ausencia de viento dentro de ese espacio que nos descubría un lugar muy reconfortante.
Después de pasar varias horas dibujando y analizando el edificio fuimos a Setúbal donde nos esperaba la Escola Superior de Educação de Álvaro Siza. No hizo falta explicación ninguna, los profesores nos recibieron en el patio que nos recordaba mucho a aquella primera visita en Sesimbra pero la forma de entrar estaba mucho más lograda no sólo al edificio sino al recinto por medio de un serpenteante acceso rojizo. Muchos de los que estábamos allí parecíamos niños sueltos en un gran parque infantil, entramos y salimos del edificio sin parar, sorprendidos en cada metro del recorrido con reconociendo espacios indescriptibles y sensaciones algunas de ellas imposible de explicar, no creo que con un fotomontaje ni con una sección que posteriormente miré a fondo se puede explicar tan bien porque hay cosas que no se expresan, como el silencio, la luz, el color, las tonalidades, la sucesión de emociones y el ritmo de las mismas, así que tomamos registros a modo de fotos, apuntes, anotaciones y vídeos, que nos supieron a poca cosa y que quedan guardados como la clase más magistral de arquitectura que he recibido.
Ojalá pudiéramos cambiar esa tendencia al "realismo virtual" que tanto odiamos, pero es difícil conseguir que el pueblo vea los programas culturales de tve2 antes que "loquesea deluxe". Debemos encontrar el punto medio, ese en el que nosotros los arquitectos nos sintamos fascinados por el edifício que contemplamos y las personas que lo habiten la confortabilidad de éste y no al contrario, que es lo que habitualmente pasa hoy día.
ResponderEliminar